ALGUNAS HORAS(BALDIAS) DE AGOSTO

El lugar común es el tedio de este calor insoportable. La noche ecuatoriana y las basuras humeantes. Pero también, la política en la Nación menguante adquiere en esta hora desnuda, la visceralidad del plomo derramado sobre las heridas. El calor nos extingue: lo advierto en todos esos rostros inflamados y en las retóricas de los zombies. También en las columnas de los periódicos y en las prosas de los tertulianos de las distintas tribus. En esta tarde de Agosto, nos invade el fuego en los páramos de las ciudades desiertas y en las intrigas de las élites y sus deleznables sectas.

Cuando el Sol nos abandona piadoso hasta mañana, salgo de la Jaula e intento pasear sin quemarme. Me he bebido dos tazas de limón, agua y vinagre de manzana porque he escuchado que es bueno para el tránsito intestinal; me he comido un puñado de pistachos y durante una hora temblorosa he leído a SÁNDOR MÁRAI hablar de la muerte y la memoria. Estoy preparado para dejarme llevar por este mar de mercurio desencadenado.

Mientras camino entre los escombros me van asaltando nombres propios que se han cebado hoy conmigo: El ya clásico artículo lúcido, ácido y anti-pepero de Espada; un gestor deportivo que se llama Cordero; el agua Cabreiroá; un trozo de trenza de Almudevar; el Hotel Silken; una mujer que se apellida Hermoso y un tipo grasiento de nombre Aitor y al que confundo siempre con un batracio…Hay unos cuanto más…. Todos relieves efímeros. Paisajes.

Y enseguida la noche. Otra vez insomne y guineana a pesar de las gominolas de Melatonina , el ventilador de aspas y la irrebatible necesidad de olvidarme de este día cuanto antes.

UN BEDUINO EN KURU – 10 –

Pues bien el RUAVIEJA me migra a otro alojamiento de su familia corporativa. Resulta ser una brutalidad «Aurea» de Cinco Estrellas. Káspita!

Una alteración gástrica en las tuberías del Primero me ha teletransportado a este Segundo. En el cambio, perplejo, mis neuronas más promiscuas se han sincerado: agotaremos los bombones, los ammenities y los botellines de Jhonnie Walker. Que así sea.

En la calle, abandonado el valle de la vid (Ay…), la ciudad se abrasa: 37 grados a las seven o clock. Me refugio melancolimente en la cápsula Aurea y su inenarrable hilo musical. Pero en esta placenta satisfecha se disfrutan 14 grados menos y una interminable seria de posibilidades para explorar el néctar de los dioses.

Me recluyo, leo y me disuelvo…

UN BEDUINO EN KURU – 9 –

Este mediodía saboreaba un sorbete de mango frente a un olivo centenario y a un cúmulo de nubes desflecadas sobre la Sierra de Moncalvillo. En ese preciso instante, me he puesto a pensar en TILDA SWINTON; no sé porque…El caso es que era una presencia rotunda, perfectamente dibujada en mis devaneos, una abstracción súbita construida con minerales nobles. No era un fantasma sino una evidencia jocosa. La intuía sin ansiedad o estremecimiento mientras libaba la cremosidad del sorbete con una sensación desequilibrada.

La alucinación permaneció vívida durante varios minutos mientras a mi lado una familia recordaba una playa marroquí al tiempo que devoraban sendas terrinas de cordero. Con estricta devoción, debo apuntar.

De pronto, TILDA se desvaneció de mi ensalmo. Trate de conjurar su regreso pero ya no fue posible…

Me he levantado de la mesa, he sonreído a la camarera con una mueca extenuada y mientras subía por la escalera he sido incapaz de evocar el rictus pálido y tenebroso de la mujer evaporada…

Más tarde, me he ido a trastabillar entre pedruscos y retamas. Una hora jadeante entretanto el maldito sol declinaba. De regreso, he buscado en FILMIN alguna película de TILDA, una cualquiera… Cuando la pantalla del IPad ardió ya no era un sueño fugaz, un misterio absorbente, una obsesión ridícula . En la imagen solo era un monstruo. Me he dormido…

UN BEDUINO EN KURU -8-

En esta ocasión me he fugado de la Jaula para encerrarme en una viña. En La Rioja, un territorio tatuado en mis pigmentos y en la piel a tiras. He salido de Zairegoza a media mañana cuando el alquitrán comenzaba a derretirse; dos horas después cruzaba la valla del refugio. Aquí…

No tengo ninguna pretensión para las siguientes 72 horas . Solo mirar y dejarme llevar. Beberé, claro, crianzas de mazuelo, caminaré hasta agotarme por los senderos, traficaré con algunos de mis deseos más nobles y trataré de olvidarme del teatro de los infames y del bufón de Waterloo.

Por la tarde, pisando sombras por las trochas, he podido ver a Jupiter dibujando nubes en el horizonte por encima de los campanarios. Solo por eso ha merecido la pena cambiar de jaula y de azar.

El espectáculo, finalmente, se ha disipado en un jadeo sin estrépito. De inmediato, ha vuelto el tórrido calor que, sin embargo, no es una venganza como en los alrededores de la Jaula sino un cómodo calenturón sin el azufre líquido de la ciudad…Sigo…

UN BEDUINO EN KURU – 7-

Digestión lentísima. Un sabor permanente a cuero húmedo y bergamota; pero no de comida devorada sino de cínicos ultrajados y almas infectas. Mil desechos de tienta corretean con ojos como cuchillos. Canallas y adultos-bebés. Carcoma.

Me sano inyectándome cafeína a horas desusadas y cancelando suscripciones a periódicos y a aplicaciones suecas. Leo cosas de AZORÍN con la presunción de un inocente en Babia y preparo nuevas rutas de escape. Hoteles-Bodega en medio de un océano de raspones. Barrancos con higueras maltrechas. Yermos hermosos y montañas acres. Noches largas y huecas…

Por ejemplo. Pero quien sabe…

Entretanto, los perros mueren al sol y hay lagartos zombies paseándose por las rebajas de MANGO. Hay mujeres tristes con ojos de obsidiana y viento del Sahel extendiendo el polvo por las sendas vacías donde se pudrieron los deseos.

LA CALMA ARDIENTE

La ciudad sea ha ido. Solo quedan beduinos y sombras en llamas. El sonido de las calles es el aire acondicionado y algunos caminantes arrastrando los pies. Hoy sopla un viento cálido que alivia las cefaleas de los pájaros. En lo veladores pijos los ancianos comen chips y boquerones en vinagre.

Agosto con toda su pericia se dispone a petrificarnos en un fósil de cal. Seremos, tal vez, pasto de los espeleólogos cuando nos rescaten del fondo del hielo dentro de un millón de años…